UNIDAD 2 EL BIEN Y EL MAL

Posturas Filosóficas
Bien

El bien es el valor otorgado a una acción de un individuo, es una inclinación natural a fomentar lo deseable, motivado por una comprensión del entorno, de las personas (por ejemplo a través de un profundo ejercicio de la empatía) y/o de uno mismo. Un conjunto de buenas acciones (acciones bien ejecutadas) que propugnan lo bueno para el propio individuo, o para terceros, o para una causa, o para la sociedad en general.
Algunas religiones, como la judía y la cristiana, contemplan la historia del mundo como una lucha histórica entre el Bien y el Mal (como una lucha entre Dios y Satanás). De ahí que se promueva la virtud, como camino del Bien, y se combata al pecado, como camino del Mal. Incluso las profecías bíblicas predicen, para el futuro, el triunfo definitivo del Bien sobre el Mal.
El bien es lo deseable, lo opuesto del mal, que es lo no deseado. El bien es el fin de las acciones éticas. La parte de la filosofía que estudia las acciones humanas, calificándolas como buenas o malas, es la ética. La ética tiende al logro del bien, pero no todos los filósofos entienden lo mismo por ese fin.

Un grupo sostiene que el bien de referencia, es el sumo bien o fin último, que puede ser la felicidad o el placer, o la vida eterna, este último fin, perseguido por la doctrina cristiana. O sea un bien que no sea el medio para otro bien, sino fin en sí mismo. Por ejemplo está bien estudiar, para trabajar (como medio) y está bien trabajar para mantener la familia (como medio) y está bien tener familia porque eso me realiza plenamente como ser humano y ya no necesito conseguir otra cosa. La realización personal sería en este caso el bien último deseado. Esta es la concepción aristotélica.

Para Aristóteles el concepto de bien deriva de la Ciencia Política, siendo el mismo bien el de los ciudadanos que componen el Estado y el bien perseguido por el mismo Estado. Por eso el bien último perseguido debe estar determinado por la política, que debe perseguir el bien común o de todos. El bien supremo para Aristóteles es la felicidad, que se logra con el buen obrar o el obrar virtuoso. La vida en busca del placer la considera propia de las bestias, satisfaciendo solo su sensibilidad.
En la filosofía kantiana lo que hace que un acto sea bueno o malo es la intención, y no su exteriorización

Un tercer grupo más actual de filósofos, sostiene que lo bueno es lo ajustado a una determinada escala de valores.
Lo que está bien en una cultura puede diferir de lo que está bien o es correcto para otra. Por ejemplo, entre los musulmanes está bien la poligamia, lo que está mal visto para los occidentales, y en general para el resto de las religiones. El relativismo cultural acepta que haya distintas concepciones sobre el bien, lo que no es admitido por el etnocentrismo. Hay acciones que son intrínsecamente buenas o malas, por ser moralmente aceptables o repudiables para cualquiera. Todos sabemos que matar, salvo en casos excepcionales, como en legítima defensa, en repudiable, lo mismo que robar, pero otras acciones son discutibles, y el límite entre el bien y el mal se diluye.

Posturas filosóficas

La teoría metafísica, según la cual el Bien es la realidad y justo la realidad perfecta o suprema y es deseado como tal.
La teoría subjetiva, según la cual el Bien es lo deseado o lo que gusta, y es tal sólo en esta relación.
El pensamiento humano ha seguido estos dos caminos divergentes: lo absoluto y lo relativo. Entre los pensadores contemporáneos se mantienen aún ambos puntos de vista, aunque tiene más adeptos el relativo. Para el hombre moderno, que mira a la ciencia y a la razón con gran respeto, es difícil encontrar argumentos adecuados que justifiquen la teoría absoluta del bien y del mal.1

La postura relativista supone, incluso, que las actitudes básicas del hombre, tales como el amor y el miedo, que se asocian casi siempre al bien y al mal, respectivamente, producirán efectos distintos según las épocas y las sociedades en las cuales se produzcan, algo que no resulta fácil aceptar. Si no existe actitud mejor que otra, tampoco debemos esforzarnos por adoptarla.

Bien moral no es aquello que perfecciona a una realidad según su modo específico de ser y actuar, ya que para alcanzar tal perfección los modos concretos no están dados. Es la libertad quien tiene que elegirlos y dado que no está asegurado que alcancemos los fines naturales del hombre, la naturaleza humana tiene unas referencias orientativas para la libertad.

Teoría metafísica

La metafísica del latín metaphysica, que significa «más allá de la física», es una rama de la filosofía que estudia la naturaleza, estructura, componentes y principios fundamentales de la realidad.
La metafísica aborda problemas centrales de la filosofía, como lo son los fundamentos de la estructura de la realidad, el sentido y la finalidad última de todo ser. La metafísica tiene dos temas principales: el primero es la ontología, que en palabras de Aristóteles viene a ser la ciencia que estudia el ser en cuanto tal. El segundo es el de la teleología, que es el estudio de los fines como causa última de la realidad. Existe, sin embargo, un debate que sigue aún hoy sobre la definición del objeto de estudio de la metafísica, sobre si sus enunciados tienen propiedades cognitivas.
La metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Immanuel Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto («cuando emite un juicio sintético sobre un asunto») que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de «necesidad inevitable». Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como «animal metafísico».
Teoría Subjetiva

En un sentido general la necesidad es un componente básico del ser humano que afecta su comportamiento, porque siente la falta de algo para sobre vivir o sencillamente para estar mejor, Por lo tanto la necesidad humana es el blanco al que apunta la mercadotecnia actual para cumplir una de sus principales funciones, que es la de identificar y satisfacer las necesidades existentes en el mercado.
En síntesis la definición de necesidad describe a este componente básico del ser humano como un “estado de carencia percibida que puede ser física (de alimento, abrigo, seguridad) o mental (de pertenencia, afecto, conocimiento) del que es difícil sustraerse porque genera una discrepancia entre el estado real y el deseado”.
Según Abraham Maslow Psicólogo Estadounidense, las necesidades se clasifican:
Necesidades fisiológicas
Son necesidades fisiológicas básicas para mantener la homeostasis (referente a la salud); dentro de estas, las más evidentes son:
Necesidad de respirar, beber agua, y alimentarse.
Necesidad de mantener el equilibrio de la temperatura corporal.
Necesidad de dormir, descansar, eliminar los desechos.
Necesidad de evitar el dolor
Necesidades de seguridad y protección
Estas surgen cuando las necesidades fisiológicas se mantienen compensadas. Son las necesidades de sentirse seguro y protegido; incluso desarrollar ciertos límites de orden. Dentro de ellas se encuentran:
Seguridad física y de salud.
Seguridad de empleo, de ingresos y recursos.
Seguridad moral, familiar y de propiedad privada.
Necesidades de afiliación y afecto
Están relacionadas con el desarrollo afectivo del individuo, son las necesidades de asociación, participación y aceptación. Se satisfacen mediante las funciones de servicios y prestaciones que incluyen actividades deportivas, culturales y recreativas. El ser humano por naturaleza siente la necesidad de relacionarse, ser parte de una comunidad, de agruparse en familias, con amistades o en organizaciones sociales. Entre estas se encuentran: la amistad, el compañerismo, el afecto y el amor.
Necesidades de estima
Maslow describió dos tipos de necesidades de estima, una alta y otra baja.
La estima alta concierne a la necesidad del respeto a uno mismo, e incluye sentimientos tales como confianza, competencia, maestría, logros, independencia y libertad.
La estima baja concierne al respeto de las demás personas: la necesidad de atención, aprecio, reconocimiento, reputación, estatus, dignidad, fama, gloria, e incluso dominio.
La merma de estas necesidades se refleja en una baja autoestima y el complejo de inferioridad.
Auto-realización o auto-actualización
Este último nivel es algo diferente y Maslow utilizó varios términos para denominarlo: «motivación de crecimiento», «necesidad de ser» y «auto-realización».
Son las necesidades más elevadas, se hallan en la cima de la jerarquía, y a través de su satisfacción, se encuentra un sentido a la vida mediante el desarrollo potencial de una actividad. Se llega a ésta cuando todos los niveles anteriores han sido alcanzados y completados, al menos, hasta cierto punto.


Características de las necesidades:
A. Esenciales
1. Calidad: Cuando se habla de calidad como característica esencial de la necesidad, debe entenderse que se refiere al conocimiento innegable que el sujeto posee sobre el bien genérico y útil o adecuado que ha de satisfacerla.
2. Cantidad: Supone que el sujeto puede inferir por tanteo, y aún medir con cierta precisión, qué cantidad de bienes serán necesarios para saciar su necesidad.
B. Ocasionales
1. Intensidad: La necesidad será más intensa en la medida en que el problema parezca más complejo o sean menores las posibilidades de satisfacerla.

El problema del mal

Se le atribuye a Epicuro ser el primer exponente del problema del mal.
Dentro de la filosofía de la religión, el problema del mal es el problema de conciliar la existencia del mal y del sufrimiento en el mundo con la existencia de una deidad que sea omnisciente, omnipresente, omnipotente y omnibenevolente .Un argumento del mal intenta demostrar que la coexistencia del mal y tal deidad es imposible o improbable. Los intentos por afirmar lo contrario han sido discutidos tradicionalmente con el nombre de teodicea. Hay además muchas discusiones sobre el mal y problemas relacionados en otros campos filosóficos, tales como la ética secular o la ética evolucionista, pero en el sentido ordinario se trata dentro del contexto teológico.
Se ha dado un gran rango de respuestas para el problema del mal. Estos incluyen la explicación de que los actos de creación de Dios expresados en el Pentateuco y sus actos de juicios son los mismos. Algunos cristianos creen que la condenación del mal por Dios fue ejecutada y expresada en la creación del mundo; un juicio que es inexorable debido a la omnipotencia de Dios, voluntad increada; un constante y eterno juicio que será anunciado y comunicado a las personas en el Juicio Final. En esta explicación (predestinación), Dios se le estima benévolo debido a que su ajusticiamiento del mal es un buen juicio. Otras explicaciones incluyen considerar al mal como el resultado de un abuso del libre albedrío de las criaturas de Dios, la postura de que se requiere sufrimiento para el crecimiento espiritual, y escepticismo respecto a la habilidad de los humanos para entender las razones de Dios para permitir la existencia del mal. La idea de que el mal provenga de un mal uso de la libre voluntad podría también ser incompatible con una deidad que conoce todos los eventos futuros, ya que eliminaría nuestra capacidad de "hacer otra cosa" en cualquier situación y por tanto el libre albedrío
Se ha atribuido al filósofo griego Epicuro la formulación original del problema del mal, y este argumento puede esquematizarse como sigue:
Si una deidad omnipotente, omnisciente y omnibenevolente existe, entonces el mal no existe.
Hay maldad en el mundo.
Por lo tanto una deidad omnipotente, omnisciente y omnibenevolente no existe.



Postura del Maniqueísmo frente al mal

Es una postura (tachada como herética dentro de la Teología católica) que sostiene la existencia de dos principios opuestos, dos dioses, el dios del bien y el dios del mal. El primero se llama Ormuz y el segundo Ahrimán. Estos dos dioses luchan entre sí y tratan de conquistar al mundo para su propio reino. En otras palabras, esta postura consiste en atribuir consistencia positiva al mal, como si el bien y el mal fueran dos enemigos (dos poderosos dioses) que luchan entre sí para apoderarse del mundo. El uso de un lenguaje plagado de términos negativos ha originado una verdadera tragedia en la Filosofía de la vida, pues nos hace creer en la existencia de gigantes peligrosos cuando sólo existen molinos que ejecutan su trabajo cotidiano.

Postura De La Filosofía Aristotélica Tomista

De acuerdo con esta postura el mal es la privación de un bien. Es decir, que el mal en sí, a secas, no se da. El mal no tiene una consistencia independiente del bien, sólo se entiende en función del bien. Entonces el mal es un término que sirve para referirse a un faltante, a algo que de hecho no se da. Por ejemplo cuando existe un objeto que tiene noventa cualidades y debería tener cien, decimos entonces que el mal está en esas diez cualidades que faltan. Con esto podemos insistir que, en el fondo, no hay valores negativos, sólo hay valores positivos, y cuando hablamos de valores negativos, lo que se da a entender es la privación del correspondiente valor positivo. Así pues la fealdad es una privación de la belleza; la pobreza es la privación del valor riqueza; la falsedad es la privación del valor verdad.

Positividad del Ser
 Una de las principales enseñanzas de la metafísica tomista es la positividad, la bondad del ser, y en la medida en que participa de él es positivo, es bueno. Si algo existe algo en el ser, es que no existe. No existe lo negativo, o mejor dicho, el no ser no existe. Por lo tanto, a lo que llamamos “malo” es tan sólo una privación de un bien, es decir, lo que falta a un ente bueno para ser plenamente bueno, conforme a su esencia. Para ilustrar más esta definición se puede citar a la energía térmica. Cuando un objeto tiene mucha energía térmica podemos decir que está caliente,
La existencia del mal ha constituido un fuerte problema debido a que no sabemos cuál es su esencia, que actitud se debe de tomar frente al mal. Además partimos del hecho de que existen situaciones nefastas, tales como asesinatos, el secuestro, la violación, la guerra, la infinidad de víctimas de un terremoto o de una inundación, el nacimiento de un niño sin brazos, enfermedades incurables como el cáncer y el SIDA. A continuación veremos cuáles son las diferentes posturas que debemos tomar frente a tales desgracias. Pero cuando no tiene casi o es nula decimos que está frío, sería absurdo afirmar que el frío existe, así es, el frío no existe, lo que sí existe es la ausencia de energía térmica.

Postura de Pierre Teilhard De Chardin

Este autor nos proporciona una pista para comprender la existencia de cosas y personas malas, según él, el universo está en constante evolución y todo tiende hacia un estado de perfección que llama el Punto
Omega. A partir de esto se infiere que, mientras estemos en evolución, lo normal es encontrar muchos grados de imperfección, y esto es precisamente a lo que nosotros llamamos mal. En otras palabras el mal es nuestro modo de percibir y catalogar el estado imperfecto de las cosas que aún no llegan a su etapa definitiva de evolución, el mal es lo que nos falta para llegar a la perfección, la cual, obviamente no es lo que abunda. Una consecuencia que se obtiene a partir de esta postura es que no habría que escandalizarse por tantos sucesos negativos que están pasando en nuestra realidad ya que no son sino la expresión de una etapa intermedia en el proceso evolutivo del universo. Pero este modo de ver las cosas no tiene porqué llevarnos a tomar una postura de indiferencia o de apatía ante los males que se constatan. Al contrario, el incremento de la bondad es precisamente la responsabilidad de la persona que toma conciencia de las etapas de evolución del mundo en que vive.
El conocimiento holístico frente al mal

 Trata de referirse al bien y al mal de otra manera, esta prescinde de estructuras no éticas, aun cuando no sea en forma total. Si prescindimos de las estructuras noéticas del bien y el mal, podemos establecer una tesis que no deja de ser extraña en el mundo occidental: Las cosas simplemente son. El calificativo de bueno o malo es un añadido que hacemos en función de una comparación con un criterio dado. Los orientales sostienen por medio de un famoso aforismo: El bien y el mal son una enfermedad de la mente.

Diferentes escalas para referirse al mal

De acuerdo con las cuatro escalas del sistema axiológico se pueden obtener algunas conclusiones acerca del problema del mal.
a. La primera escala, la bipolaridad exclusiva, nos proporciona una visión del mal sumamente pesimista ya que lo que no es bueno, es malo definitivamente. Y como no hay muchas cosas buenas… el hombre con esta escala entra en angustia con mucha facilidad.
b. En cambio la escala del cero absoluto logra abstenerse del empleo de dos términos diferentes para señalar los extremos opuestos. Así, por ejemplo, la energía calorífica es una buena expresión para indicar cualquier grado de calor. Cuando se da poca energía calorífica, el sistema bipolar empieza a utilizar el término frío.
c. El uso del sistema bipolar de categorías para referirse al mal ha dado origen a una teoría en la historia del pensamiento la cual ha recibido el nombre de maniqueísmo. Aunque esta teoría es propia de la Teología, no deja de abarcar una vertiente filosófica.

La Responsabilidad del Hombre frente al mal

 Los que nos dice esta postura es que aunque el mal es la imperfección la cual no se ha logrado eliminar del todo debido a que estamos en un proceso de evolución y no
tenemos por qué alarmarnos, no debemos de tener una actitud de irresponsabilidad ante nuestros actos. Debemos ser responsables con nosotros y no convertirnos en personas apáticas, tratar de ampliar nuestro horizonte axiológico mediante el estudio. Pero existen situaciones en las que no todos los seres humanos podrán desarrollarse correctamente como individuos ya que aunque quieran asumir la responsabilidad de ser individuos mejores pudiera ser que la situación en que se encuentren, económica, emocional, física, etc. No les permita desarrollarse como personas, pero al fin y al cabo es el costo de la evolución.

La actitud Positiva frente al mal

 La humanidad en su evolución llega a capta ciertos valores y realiza la comparación con los hechos que le rodean. El resultado de dicha comparación es deprimente por lo que se llega a una etapa de “conciencia infeliz”, y es que en efecto, cuando más claro aparece el horizonte de los valores, más fácil surge el juicio negativo hacia la realidad que nos rodea. El error no está en el juicio de evaluación, sino en la pretensión de que ese juicio es completamente objetivo. En contrate lo que se propone es la de ser que “el ser es lo que es” sin mayor calificación. El calificativo de bueno o malo está en nuestra mente, cualquier situación podría considerarse como buena o mala según el criterio que se utilice para emitir el juicio evaluatorio. Lo que se deriva entonces es una actitud de obtener provecho aun de aquello que se considera negativo y que deprime a la mayoría de gente.

Ahora bien, la actitud positiva frente al mal no está en pugna con la compasión frente a las personas que padecen alguna enfermedad, una injusticia o la muerte de un ser querido. La empatía y la compasión son virtudes propias de aquellas personas que saben desprenderse de sus propias categorías y comparten con los demás sus propias situaciones. Este criterio se puede aplicar también ante lo que se llama “el mal moral, el acto deshonesto, el pecado, el acto humano malo”. Por supuesto que existen actos humanos malos, es decir, que no están de acuerdo con los valores morales, con las exigencias de la naturaleza humana. 

La perspectiva que acabamos de mencionar se puede aplicar de la siguiente manera: la persona que ejecuta un acto humano malo de todas maneras ha elegido un bien, algo que atare su voluntad, a su naturaleza; de no ser por esto el sujeto no elegiría tal conducta. El que roba quiere el dinero del Banco, lo cual es su bien. El que fornica quiere el placer sexual, que también un bien. El mal moral está en desorden con respecto a las normas morales, o mejor dicho, con respecto a las exigencias de la naturaleza humana. Podemos concluir, pues que aun en el hecho del mal moral existe un bien. Así se explica que de hecho existan personas adictas a esos bienes.




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